Un proyecto ambicioso con grandes expectativas
El proyecto Neom, concebido por el Príncipe Heredero Mohammed bin Salman, se presenta como una ciudad lineal futurista y sostenible, con una longitud de 105 millas. Desde su anuncio hace ocho años, ha capturado la atención mundial por su visión de un entorno urbano carbononeutro que promete revolucionar la vida en Arabia Saudita. Sin embargo, un reciente informe del Wall Street Journal revela que este ambicioso proyecto se ha convertido en un verdadero agujero financiero.
Costos y retrasos alarmantes
Hasta la fecha, Arabia Saudita ha invertido alrededor de 50 mil millones de dólares en Neom, pero las proyecciones indican que el costo total podría ascender a 8.8 billones de dólares, lo que representa más de 25 veces el presupuesto anual del país. Este desmesurado aumento de costos se debe a una serie de retrasos y sobrecostos que han puesto en jaque la viabilidad del proyecto. Según una auditoría interna presentada al consejo de Neom el verano pasado, se estima que la construcción podría extenderse por otros 55 años, lo que plantea serias dudas sobre la capacidad del país para llevar a cabo esta monumental tarea.
Desafíos logísticos y operativos
Entre los principales obstáculos que enfrenta el proyecto se encuentran la falta de mano de obra, la insuficiencia de infraestructuras viales y la escasez de electricidad. Estos problemas logísticos han generado un ambiente de incertidumbre que podría desviar el rumbo de Neom. A medida que el tiempo avanza, la situación se asemeja a una especie de Waterloo para Arabia Saudita, donde el Príncipe Heredero parece haber subestimado los desafíos inherentes a su estrategia, similar a lo que ocurrió con Napoleón en su momento.
Beneficios para algunos
A pesar de las dificultades, hay quienes están sacando provecho de la situación. La firma de consultoría McKinsey & Company, por ejemplo, está generando más de 130 millones de dólares anuales por sus servicios relacionados con el proyecto. Sin embargo, su papel ha suscitado controversia, dado que la empresa ha estado involucrada tanto en la planificación como en la validación de algunas proyecciones financieras del proyecto. Un portavoz de McKinsey ha declarado que la firma cuenta con «protocolos estrictos para prevenir conflictos de interés en nuestros compromisos».
