La diseñadora de moda sostenible Grant Blvd, con sede en Filadelfia, recluta personal para su empresa procedente de centros de acogida y prisiones. Para Kimberly McGlonn, Grant Blvd es una forma de hacer el bien en su comunidad.
Grant Blvd, Kimberly McGlonn y la moda sostenible
En julio, la profesora de inglés convertida en empresaria Kimberly McGlonn ganó el primer premio del Small Biz Challenge, organizado por Inc. y UPS Store. De este modo, consiguió 25.000 dólares para su empresa, Grant Blvd, una startup de ropa sostenible con sede en Filadelfia que fabrica y vende ropa y accesorios reciclados. Y lo que la diferenció en la competición fue universal: la capacidad de improvisación y la fluidez con su compañía y su misión.
«Se trata de ser dueño de tu ‘por qué’ y utilizar tu negocio para alinearlo con tu vida y tu sentido de propósito», explicó McGlonn. «No sólo atraerás a personas que respeten lo que aspiras a construir, sino que también atraerás a clientes leales».
Pero la capacidad de contar una buena historia fue sólo una parte de lo que ayudó a McGlonn a realizar un lanzamiento ganador. La misión social de Grant Blvd es la sostenibilidad; el uso de prendas recicladas en lugar de producir moda rápida y su compromiso de encontrar el valor que otros pasan por alto.
Además de dos empleados a tiempo completo y seis a tiempo parcial, Grant Blvd recurre a trabajadores contratados ex presidiarios para coser la ropa hecha con materiales procedentes de tiendas de segunda mano y desechos.
Personal contratado de albergues y prisiones
En cuanto a sus empleados, Kimberly McGlonn dijo que contrata personal de centros de reinserción social y programas de trabajo con el apoyo de una organización sin ánimo de lucro, Sankofa Healing Studio. El esfuerzo, subrayó, es fundamental para superar las barreras laborales a las que se enfrentan los condenados.
Kimberly McGlonn no cumplió esta misión hasta 2016, cuando, siendo profesora de secundaria, proyectó la película 13th, de Ava DuVernay, que explora cómo se ha utilizado el sistema penitenciario estadounidense como medio de control racial. Se sintió movida a enfrentarse a las consecuencias del encarcelamiento masivo. Con la intención de aprovechar el poder del emprendimiento, esta aficionada a la moda lanzó su empresa al año siguiente.
Desde entonces, McGlonn ha acumulado una serie de victorias. Además del Small Biz Challenge, en el que se impuso a más de 2.000 empresas, también ha ganado 10.000 dólares a través de la organización filantrópica de Beyoncé, BeyGood, que se ha asociado con la NAACP para conceder subvenciones a pequeñas empresas de propietarios negros. Al parecer, McGlonn está utilizando los fondos colectivos para invertir en equipos y personal.
Y, seguramente, seguirá contando su historia. Tiene que hacerlo porque al hacerlo atrae a personas con ideas afines y crea un círculo virtuoso de apoyo: «Realmente tienes que rodearte de una tribu de personas que te ayuden a recordar tu «por qué», para que puedas mantener el hambre y seguir.»