En un movimiento que ha suscitado controversia, el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, ordenó la eliminación de tampones de todos los baños masculinos en las oficinas de la empresa. Esta decisión, que parece haber sido motivada por la intención de agradar al entonces presidente electo Donald Trump, ha sido criticada por su falta de sentido práctico y por el mensaje que envía sobre las prioridades cambiantes de la compañía.
Desde la victoria de Trump, Zuckerberg ha supervisado una serie de cambios de políticas en Meta que, según críticos, podrían fomentar el discurso de odio, la desinformación y el acoso en sus plataformas. Bajo su liderazgo, la empresa ha eliminado verificadores de hechos para las Notas de la Comunidad, levantado prohibiciones sobre ciertas formas de discurso de odio, desmantelado iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) y retirado características inclusivas para personas trans de sus aplicaciones. Todo esto mientras se reinstauran recomendaciones de contenido político que podrían amplificar visiones extremistas.
Estas decisiones se alinean con las críticas conservadoras más amplias hacia las empresas de redes sociales, que Trump y sus aliados han acusado durante mucho tiempo de tener un sesgo en contra de la derecha. En respuesta a estos cambios, algunos empleados progresistas de Meta parecen estar resistiendo de maneras pequeñas pero simbólicas.
Después de que los tampones, compresas y protectores se eliminaran de los baños masculinos a principios de este mes, estos productos misteriosamente reaparecieron, no por política de la empresa, sino por la silenciosa resistencia de trabajadores que trajeron sus propios suministros. Según cinco fuentes anónimas citadas por The New York Times, los empleados también circularon una petición pidiendo a Meta que reinstaurara las comodidades.
A pesar de las protestas internas, Meta se mantuvo firme en su postura. La empresa respondió que «no había sido la intención del liderazgo de Meta hacer que los empleados se sintieran no bienvenidos o excluidos en nuestras oficinas, [pero] en este momento, no tenemos planes de revisar nuestra oferta de comodidades en el lugar». Sin embargo, se aseguró que los comentarios fueron compartidos con la dirección.
Este episodio plantea la famosa pregunta de Linkin Park: ¿se puede realmente «derribar desde adentro»? La situación en Meta refleja un conflicto más amplio en el que las decisiones corporativas pueden tener un impacto significativo en la cultura laboral y el bienestar de los empleados.
