Una celebración inusual en Lumon
La serie Severance ha capturado la atención del público no solo por su intrigante trama, sino también por sus momentos surrealistas que desafían la lógica. Uno de los episodios más memorables es la fiesta de los gofres, un evento que se presenta como un premio para el Refinador del Trimestre. Este peculiar ritual no solo es una celebración de la productividad, sino que también revela aspectos más profundos de la cultura de Lumon.
El simbolismo de la fiesta de los gofres
La fiesta de los gofres, ganada por el personaje Dylan, se lleva a cabo en una réplica de la casa de Kier Eagan, el fundador de Lumon. Durante este evento, Dylan se sumerge en un festín de gofres mientras es entretenido por un cuarteto de bailarines que representan las Cuatro Pasiones: Tristeza, Temor, Alegría y Malicia. Este espectáculo no es solo un deleite visual, sino que también sirve como un comentario sobre la naturaleza de la recompensa en un entorno laboral deshumanizante. La fiesta de los gofres se convierte en un símbolo de la búsqueda de conexión y afecto en un lugar donde estos sentimientos son reprimidos.
La producción detrás de la fiesta
La creación de esta escena fue un desafío para el equipo de producción. Ben Stiller, co-creador y director, mencionó que la fiesta de los gofres fue un punto de inflexión en la narrativa de la serie. La pregunta que surgió fue cómo representar este evento de manera que no alienara a la audiencia, mientras se mantenía su naturaleza provocativa. La coreografía, diseñada por Tara Rodriguez, y las máscaras elaboradas por Penko Platikanov, contribuyeron a la atmósfera surrealista de la celebración. La escena se filmó en un museo en Yonkers, Nueva York, y se realizó en un horario inusual, lo que añade un aire de misterio a la producción.
Reflexiones sobre la conexión humana
Para los personajes de Severance, la fiesta de los gofres representa más que un simple premio. Adam Scott, quien interpreta a uno de los personajes principales, reflexionó sobre cómo este ritual se convierte en un anhelo de conexión en un entorno que carece de afecto. La cultura de Lumon es fría y distante, y la fiesta de los gofres se convierte en un escape, un momento donde los personajes pueden experimentar emociones que normalmente se les niegan. Esta dualidad entre la celebración y la deshumanización es lo que hace que la serie resuene con el público.