La película Presence, dirigida por Steven Soderbergh y escrita por David Koepp, se presenta como una obra que desafía las convenciones del género de terror. Aunque a primera vista puede parecer una historia de fantasmas al estilo de Poltergeist o The Conjuring, sus creadores insisten en que no es una película de terror en el sentido tradicional. En una reciente entrevista, Koepp afirmó: «Es una historia de fantasmas», mientras que Soderbergh añadió que su definición de horror no se alinea con lo que el público moderno podría esperar.
Un enfoque emocional y humano
En lugar de centrarse en el miedo y el horror, Presence explora la vulnerabilidad y la conexión emocional entre un espíritu y una familia. La historia sigue a una familia de cuatro miembros, interpretada por Lucy Liu, Chris Sullivan, Callina Liang y Eddy Maday, mientras navegan por tensiones personales y profesionales. La presencia del espíritu no es una amenaza, sino un espectador que anhela ser parte de sus vidas y ayudarles en su lucha. Esta perspectiva única permite al espectador experimentar la historia desde el punto de vista del espíritu, lo que añade una capa de profundidad emocional que es poco común en el género.
La inspiración detrás de Presence
La idea de Presence surgió de una experiencia personal de Soderbergh, quien se sintió intrigado por la idea de un espíritu que observa a los vivos. Aunque nunca ha tenido un encuentro paranormal, confía en las historias de quienes sí lo han experimentado. Esto lo llevó a reflexionar sobre cómo se sentiría si hubiera sido asesinado en su propia casa y cómo otros podrían interactuar con ese espacio. Esta premisa inicial se transformó en un guion que combina elementos de drama familiar con la sutileza de una historia de fantasmas.
Un giro en la narrativa del horror
Lo que realmente distingue a Presence es su capacidad para subvertir las expectativas del público. En lugar de utilizar el punto de vista del espíritu como una herramienta de voyeurismo espeluznante, la película presenta una narrativa que resalta la vulnerabilidad del fantasma. Koepp menciona que el espíritu se siente asustado y vulnerable, lo que cambia la dinámica de la historia. Esta vulnerabilidad se convierte en el núcleo de la narrativa, permitiendo que el público se conecte emocionalmente con el espíritu y su deseo de pertenencia.
Además, la película utiliza un estilo visual innovador, con tomas largas y continuas que sumergen al espectador en la experiencia. Soderbergh, quien también se desempeña como director de fotografía, optó por un enfoque que evita cortes abruptos, creando una atmósfera envolvente que refuerza la conexión emocional entre los personajes y el espectador.
La colaboración entre Soderbergh y Koepp
La relación creativa entre Soderbergh y Koepp ha evolucionado a lo largo de los años, desde su primer encuentro en el Festival de Sundance en 1989. Su colaboración en Kimi sentó las bases para Presence, donde ambos han podido explorar nuevas narrativas y enfoques dentro del cine. Koepp señala que la clave para su colaboración es la conversación casual sobre ideas que se desarrollan con el tiempo, lo que les permite crear proyectos que resuenan con su visión compartida.
En resumen, Presence no solo redefine el género de las historias de fantasmas, sino que también ofrece una exploración profunda de la conexión humana y la vulnerabilidad. Con su enfoque innovador y emocional, esta película promete dejar una impresión duradera en el público, desafiando las expectativas y ofreciendo una nueva perspectiva sobre lo que significa ser un espíritu atrapado entre dos mundos.