En Valtellina se ha creado la Rete dei Giardini Sospesi (Red de Jardines Suspendidos); una iniciativa que pone en contacto a las empresas del sector vitivinícola con un enfoque innovador y revolucionario para el sector.
Llega Valtellina, la Red de Jardines Suspendidos
En Valtellina se ha creado la Rete dei Giardini Sospesi (Red de Jardines Suspendidos). El proyecto, que se desarrolla en la mayor zona de viñedos en terrazas de Italia, clasificada como patrimonio de la UNESCO desde 2018, pretende conectar a las empresas de la industria del vino, creando una red única y ambiciosa para el sector.
La Rete dei Giardini Sospesi (Red de Jardines Suspendidos) recibió un fuerte apoyo de la bodega Mamete Prevostini y, por el momento, son nueve los viticultores históricos que han decidido unirse a la «cadena virtuosa» que les permitirá compartir recursos, competencias y teorías. De hecho, el proyecto se ha impulsado con el objetivo de potenciar la historia y la calidad de la viticultura de la zona, estimulando su camino hacia la sostenibilidad agroecológica, económica y, sobre todo, medioambiental.
En este contexto, la Rete dei Giardini Sospesi (Red de Jardines Suspendidos) refuerza y enfatiza la relación de confianza que existe entre Mamete Prevostini y los viticultores que pueblan los viñedos en terrazas, tratándolos como jardines y preservando la belleza del territorio y el paisaje local. Es en este clima, además, donde nace el Nebbiolo, producto típico de la Valtellina.
Con el proyecto, por tanto, Mamete Prevostini se propone invertir en el «saber hacer» y en la autenticidad y calidad de la uva Nebbiolo, producida en un 50% por los viticultores de la red y en el otro 50% por los colaboradores que cuidan los viñedos propios de Mamete Prevostini. De este modo, la empresa reconfirma su enfoque único del terreno y su visión a la vanguardia de la innovación en el sector.
Mamete Prevostini comenta el proyecto
El propio Mamete Prevostini ha comentado sobre el proyecto: «Con la Rete dei Giardini Sospesi (Red de Jardines Suspendidos), estamos dando valor a una figura profesional que ahora es rara en nuestra zona: el viticultor a tiempo completo. Ofrecemos una posibilidad general, especialmente a los jóvenes, de convertirse en productores de uva de pleno derecho. Este trabajo debe ser económicamente sostenible y permitir a quienes lo realicen permanecer en Valtellina, mejorar su calidad de vida y potenciar la excelencia de la zona. Queremos lanzar un mensaje optimista a las nuevas generaciones: apostar por la belleza del vino significa invertir en la estética futura del paisaje».
Objetivos y metas del proyecto
Se pondrán a disposición de los miembros que se hayan adherido a la iniciativa las prácticas compartidas de los viñedos, desarrolladas durante años de trabajo y experimentación. Estas prácticas incluyen, por ejemplo, indicaciones vinculadas a la asistencia agronómica destinadas a salvaguardar las plantaciones de viñedos y a mejorar constantemente los productos elaborados.
La red también pretende prestar asistencia en los procesos de cultivo primario e innovación para optimizar tanto los costes como los resultados.
El proyecto representa, por tanto, una idea concreta de economía circular que transformará la producción de uva en una actividad económicamente ventajosa, estimulando la producción en la zona.
Los viticultores de la Red de Jardines Suspendidos
Sonia Soverna
«La viña es una mujer porque requiere una vida de dedicación, amor y presencia, como en una familia. Seguimos con este trabajo con una sonrisa y queremos hacerlo bien y con compromiso a pesar de la adversidad: cuando el sol calienta la tierra y la roca, donde el viento sopla fuerte… ahí estamos.
Paolo Piatta
«Cuando hablamos de nuestros viñedos, es como si habláramos de un miembro de la familia, porque cada uigna, funt y cuet tiene un nombre y una historia que contar. La viticultura es una forma de ser que se transmite de padres a hijos. Vivimos programando nuestro tiempo según las necesidades de la naturaleza, sufrimos y nos alegramos por nuestros frutos».
Guido Bongini
«Empecé con 10 años, así que puedo contar más de 60 cosechas; diría que he ganado experiencia. Ya no me interesa ganar dinero, sino la satisfacción de llegar a la bodega con un producto excepcional. Sólo me gustaría que mi nieto siguiera mis pasos y los de la escuela.
Gabriella Bersani
«Aconsejo a todas las jóvenes que quieran hacer este trabajo que tengan un amor incondicional por la viña, sin eso no es posible. Viajo por el mundo para conocer a otras mujeres empresarias, comparto mi experiencia en las asociaciones a las que pertenezco, mi pasión nunca se acaba, ni siquiera después de 50 cosechas.
Gianpietro Farina
«Cuando empecé a trabajar con Mamete, era un joven productor en ciernes, pero mis hermanos y yo decidimos confiar en él. Cuando nos pidió que recogiéramos las uvas en cajas, le seguimos la corriente: recuerdo que la gente nos miraba como si fuéramos extraterrestres durante la vendimia, pero hoy en día mucha gente lo hace.
Guido Bresesti
«Soy coherente con mis opciones de estilo de vida radical, creo en mí mismo y en la naturaleza, siempre apunto alto y sólo quiero trabajar con gente que piense como yo. Cuido mis viñedos con el máximo respeto y me gustaría que el fruto de este trabajo se embotellara algún día con mi nombre o el de mi nieto.
Gregorio Baldelli
«Siempre he trabajado en los viñedos. Hace treinta años la gente te llamaba loco si hacías este trabajo, pero se está produciendo un cambio de mentalidad, el interés ha crecido y el enfoque es diferente, ya no es un trabajo sino un estilo de vida que eliges con pasión. Ahora puedo decir que la viticultura dará un futuro a nuestros jóvenes.
Riccardo Pensini
«Estaba haciendo otro trabajo, pero el viñedo me llamaba. Mi padre no quería que fuera viticultor como él y al principio tuve que aprender el oficio a escondidas. Sólo con el paso de los años mi tenacidad le convenció. Ahora me ayuda y cada vez estoy más convencido de que fue la mejor elección que pude hacer.
